El Rostro Del Hijo DEL Hombre

EL ROSTRO DEL HIJO DEL HOMBRE

 

 

Cuando leemos las historias del Pueblo de Israel, nos encontramos con una larga lista de concepciones imposibles, de intervenciones evidentes de una fuerza superior trazando un Plan perfecto. Un pueblo que fue elegido para cumplir una gran misión, la de ser sacerdotes y guías espirituales de toda la humanidad, algo que lamentablemente fueron olvidando , transfiriendo dicho compromiso al resto de la humanidad.

Abraham que era una persona fuera de serie en aquellos tiempos , fue seleccionado por su genética, pero no podía tener hijos en Sara, sin embargo ella concibió a Isaac. Isaac se caso con Rebeca, pero ella tampoco podía tener hijos, y con la ayuda de lo Alto parió a Esau y Jacob. Jacob se casó con Lía su prima y luego con Raquel, a la que realmente amaba, pero ella también era estéril. Sin embargo nacerá de ella José, el de los sueños premonitorios y precognitorios, el del don de profecía, aquel que interpretaría los sueños del faraón, salvando a Egipto y a su familia de la hambruna.
Moisés, aquel que fuera rescatado de las aguas, recibió la recomendación de no mezclar la sangre de un pueblo que como dijimos había sido elegido para guiar a otros, y ser luz de los demás. Nos encontramos con Sansón hijo de padres estériles, Samuel el profeta también; María la Virgen, hija de Joaquín y Ana, ellos no podían tener hijos, pero con la ayuda del Cielo conciben a Miryam; luego tenemos el nacimiento de Juan el Bautista, hijo de Zacarías e Isabel la prima de María, quienes también habían sido estériles. Y finalmente la concepción extraordinaria y trascendental de Jesús, el Hijo del Hombre por parte de María. Como vemos demasiados hijos de Padres estériles, demasiadas intervenciones guiando la sangre y la genética, tema tan de moda y tan importante en esta época.
Pero, ¿quién era Jesús? ¿Para qué vino?¿En qué consistió su misión? Y ¿cómo era el rostro del Hijo del Hombre?

Era la tercera semana del mes de Marzo del año 7 antes de nuestra Era en la región de las colinas de Judea cuando empezaba a calentar el ambiente, y ya los pastores sacaban su ganado de noche aprovechando el alejamiento de los fríos invernales. Hacía tan solo unas horas que toda una familia se había refugiado al amparo de una gruta utilizada para resguardar el ganado del viento. El jefe de familia era un hombre anciano. Un Ebanista residente en una pequeña población de la Galilea donde la mayoría de las personas pertenecían a la secta de los Esenios, pero a una suerte de tercera orden que era de matrimonios. Ella, la madre gestante, era tan solo una adolescente. Acababa de cumplir sus catorce años y ya estaba esperando un hijo cuya concepción estaría envuelta en el misterio para todos, pero no para ella que había aceptado ser fecundada a distancia por una insólita luz. Los demás eran los hijos del primer matrimonio de aquel patriarca viudo, que había aceptado, propiamente había sido obligado, a desposarse con la joven por indicación de los sacerdotes del templo de Jerusalén, que con ello deseaban tan solo protegerla, en lo posible, de su propio destino .Ellos sabían que aquella virgen había sido predestinada para una gran misión. Sus primeros años en el templo, donde había sido dejada por sus padres para el servicio, habían sido acompañados por toda suerte de hechos prodigiosos a su alrededor: esferas luminosas, proyecciones de seres de luz, levitación, visiones,etc.
El cansancio y los dolores de parto se estaban intensificando lo que había apurado a aquel pequeño grupo emparentado por las circunstancias, a buscar refugio para recuperar fuerzas. El haberse detenido les había impedido alcanzar la cercana población de Belén, cuna del Rey David. La noche ya estaba cayendo y era peligroso continuar.
Angustiado por los requerimientos de atención de la joven, el anciano carpintero José, como era su nombre, envió a algunos de sus hijos a buscar una partera a Belén. Paso un largo rato y como no volvían, la urgencia lo hizo que enviara al resto para acelerar la llegada de la comadrona. Se quedó así solo con la parturienta, solo para ser testigo de eventos extraordinarios… En su desesperación, aquel hombre justo que había tenido que soportar todo tipo de habladurías y hasta el juicio de los sacerdotes por hacer caso a una visión en sueños donde se le pidió aceptar un Plan Superior en torno a la extraña concepción, salió afuera de la cueva y se puso a mirar a la distancia y luego, ligeramente más relajado, al cielo. Allí contempló la presencia de un hermoso lucero en el luminoso cielo estrellado. Pero éste lucero no se mantuvo quieto, sino que empezó a hacer toda suerte de movimientos en zig-zag; y luego se colocó en la vertical donde él se encontraba, empezando a descender vertiginosamente acompañado de un fuerte estampido como el de un trueno, liberando como un extraño vapor a manera de niebla, transformándose rápidamente en una nube, pero clara y brillante.
La caída de aquel cuerpo celeste fue demasiado para el anciano que huyó sin rumbo fijo, alejándose del lugar, llegando precipitadamente a unas colinas cercanas donde había divisado un fuego encendido. Allí se encontraban un grupo de pastores cerca de sus animales. En su angustia ni siquiera se presentó, sólo quería llamar su atención para que vieran como la nube había descendido sobre el improvisado albergue de la gruta. Aún no había recuperado el aliento ni se había calmado del primer susto cuando al hablarles a gritos a aquel grupo de hombres rudos, observó que las flamas del fuego estaban quietas, el viento se había calmado, los pastores estaban estáticos, inmóviles y el ganado tenía la hierba en la boca pero no la estaba comiendo ni se movía.
Era como si el tiempo se hubiese detenido para dar cabida a una nueva realidad, la de la esperanza. Al parecer se había formado un portal hacia la cuarta dimensión.
En ese instante era como si el universo hubiese descendido en la Tierra como comprimiéndose sobre su cabeza y dejando a continuación solo una ventana hacia la nada o hacia el todo.
El susto fue mayúsculo para el anciano José que inmediatamente recordó haber dejado sola a Myriam, tal era el nombre de aquella joven y delgada mujer. Por lo que volvió por donde había venido tan rápido como se lo permitían sus cansadas piernas. Al irse acercando pudo contemplar como de la nube que se mantenía como a unos diez metros por encima del suelo, pero cubriendo la mayor parte de la cueva, descendió un haz de luz azul brillante y a través de él, bajaron tres seres luminosos de apariencia humana, pero muy altos en comparación de los extranjeros que solían venir por los caminos de aquella provincia romana.

 

 

Aquellos hombres de resplandecientes túnicas blancas se dirigieron directamente hacia el interior de la cueva, y José, venciendo sus miedos, fue detrás de ellos. Dentro estaba Myriam acostada sobre la paja que servía de granero al ganado. Ella recibió con expectación y alivio a aquellos enviados del cielo. La carga de la responsabilidad y de la incomprensión de los demás a lo largo de los meses después de que se conoció su embarazo habían sido insufribles. Pero ella confiaba de que llegado el momento sería reconfortada. El mismo nacimiento de Myriam había sido preparado desde lo Alto, al ser ella hija de padres estériles, Joaquín y Ana quienes fueron estos aleccionados por los visitantes del cielo, advirtiéndoles de la importancia de quien sería su hija.
Dos de los luminosos seres se colocaron a los lados de la joven, mientras que el del medio se mantuvo frente a ella. Inmediatamente los tres visitantes se inclinaron ante ella en señal de respeto y reconocimiento de su persona y su sacrificio. Ella estaba representando y a la vez encarnando a la nueva mujer, a la nueva Tierra, a la madre cósmica. Ya no era Raquel la estéril, era ahora Myriam la Virgen que daba a luz a la esperanza encarnada.
Aquellos que se encontraban en los laterales extendieron sus manos a cierta distancia por encima del vientre de Myriam, mientras que aquel que se encontraba al frente lo descubrió respetuosamente. Luego alzó sus manos, juntando las palmas y separando los dedos. En ese momento una poderosa energía a manera de esfera de luz se concentró entre las manos y al descender con ellas hacia la joven postrada, asistieron el parto recibiendo del interior de la madre al niño predestinado; cortando de inmediato con la misma energía movilizada, el cordón umbilical y procediendo de inmediato a limpiarlo para depositarlo luego en los brazos de la madre.
Fueron entonces estos seres estelares los primeros en rendirle homenaje a aquel que teniendo el mismo nivel que ellos, llegaría a ser más que ellos.
Pero Jesús no era un extraterrestre, sino un terrestre extra que es diferente.

 

 

“Nacido, pues Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde esta el rey de los Judíos que acaba de nacer? Porque hemos visto su estrella al oriente y venimos a adorarle” (Mateo 2,1-2)
“Después de haber oído al rey, se fueron , y la estrella que habían visto en Oriente les precedía, hasta que vino a pararse encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella sintieron grandísimo gozo, y llegando a la casa, vieron al niño con María, su madre…”(Mateo 2, 9-11)

 

 

Pasaron dos años en que la familia debido al portento vivenciado en el lugar se había radicado en Belén . Fue entonces que llegaron a Judea los llamados magos de oriente, miembros de una secreta orden mundial positiva conocida como la Hermandad Blanca de los Retiros Interiores que velan porque se mantenga la luz en el mundo.
Ellos venían siguiendo una misteriosa estrella, que no era otra cosa que una nave estelar portadora de los mensajeros del cielo, de los ángeles de antiguo, la que terminó deteniéndose sobre el lugar donde la familia vivía. Era la misma estrella que viera José , tiempo antes.
Hasta allí fueron aquellos hombres santos que habían partido hacía dos años desde Mesopotamia después de haber realizado toda suerte de cálculos astrológicos. Venían trayéndole al niño objetos que le habían pertenecido en su vida anterior, los cuales él pequeño Yeshua, tal era su nombre, pudo reconocer sin dificultad de entre otros más atractivos. Fueron suficientes los cálculos y las sincronías para saber que él era el enviado, el liberador, el Mesías esperado; aquel ungido desde antiguo para sacar a la humanidad del único original pecado que la humanidad arrastra, que es la ignorancia.
Los Magos Maestros a continuación entregaron a la familia recursos económicos para que se pudieran radicar en Egipto durante algunos años, para preservar así la vida del niño. Después de esto, alabaron a Dios y se regresaron por otro camino concientes de que se había iniciado un Tiempo Nuevo lleno de esperanza, y que algún día la humanidad lo entendería y asumiría el reto de seguir el ejemplo y las enseñanzas de la vida de aquel niño.

 

 

La familia abandonó sigilosamente Belén y la provincia, trasladándose a Alejandría en Egipto, ubicándose al lado de los esenios alejandrinos conocidos como los terapeutas, donde permanecieron hasta que el niño cumplió los cinco años de edad, considerando entonces el momento de volver y estableciéndose por espacio de un año en una tienda de beduinos al lado del monasterio de Qúmram, a orillas del Mar Muerto. En aquel desértico y místico lugar, el pequeño niño crecía día a día en bondad y en sabiduría recibiendo la enseñanza de los hombres puros y sabios, los maestros esenios guardianes de la ley.
Vamos a encontrarnos a Jesús luego a los doce años, dando cátedra de sabiduría y conocimiento en el Templo de Jerusalén, y luego, más tarde, trabajando al lado de sus hermanastros en el taller de José, en lo que vendría a ser hoy Nazareth de Galilea, pero que no tenía ese nombre en aquellos tiempos. José había muerto pronto por su avanzada edad.
A los treinta años Jesús se siente llamado a iniciar su misión a través de una vida pública por lo cual se dirige al río Jordán, donde se encontraba su primo, también esenio, bautizando. Y recibe allí el reconocimiento de ese profeta, asi como empiezan a darse ya ciertas manifestaciones extraordinarias a su alrededor.
Después de su bautizo, se dirige al desierto de Jericó donde ayuna por cuarenta días donde su naturaleza humana es puesta a prueba y tentada por el demonio, pero sale airoso, e inicia la gran misión reuniendo alrededor suyo primero a doce discípulos y luego a setenta y dos más. Incluso, contra toda costumbre de aquella época, llega a incluir discípulas mujeres como Maria Magdalena y las hermanas de Lázaro.
Pero ¿quién era, por qué vino y en qué consistió su misión?.
Vivimos en un universo material de siete dimensiones, mas allá de la séptima dimensión, como en la música, se encuentra un universo paralelo a éste, que ya no es material sino mental. Y los seres que proceden de allí, ya no son extraterrestres ni terrestres , sin ultraterrestres, los que conocemos como los verdaderos ángeles, arcángeles, tronos, principados, querubines, serafines, tronos y principados. Ellos se encontrarían entre la octava y décima dimensión. De la onceava en adelante habría un tercer universo que sería espiritual. De tal manera que el universo espiritual habría creado al mental, y el mental al material, lo que quiere decir que Dios que es uno solo no nos habría creado a nosotros directamente, sino a través de jerarquías intermedias, a través de un grupo de seres ultraterrestres llamados los HIJOS DE DIOS o los HELLEL. Uno de ellos sería MIKAEL o MIGUEL, y otro LUCIFER o LUZBEL.

 

De acuerdo a todo esto Jesús habría sido un hombre que durante treinta años de su vida se preparó para que a lo largo de tres años de vida pública se produjera en él una simbiosis cósmica, o una trasmigración, por la cual Mikael o Miguel se fusionó con Jesús, y en él hubo coexistiendo dos entidades: el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
Esta unión se produjo para demostrar el apoyo, la confianza y la solidaridad de las jerarquías cósmicas en el ser humano. Pero el Hijo del Hombre tenía que culminar su tarea sólo, para enseñarle a la humanidad y a los seres del cosmos, cual es la misión del hombre sobre la Tierra, donde el amor es la fuerza más poderosa del universo, capaz de vencerlo y transformarlo todo incluso a la muerte. Un amor que reconoce la igualdad de los hombres ante Dios, y que pide de nosotros la compasión, la solidaridad y la caridad.
Recordemos que ésta separación se hizo efectiva cuando Jesús dijo en la cruz, parafraseando un Salmo de David: ”Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado ? Y asì , el Hijo del Hombre sella su tarea cuando clavado en la cruz, y abandonado de todos dice: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen», enseñándonos con ello que el amor llega a su exaltación suprema a través del respeto, la comprensión, la tolerancia y el perdón.
Sabemos que existe una ley universal que dice : “Que a toda fuerza se le opone otra contraria de igual intensidad “. Según esto, qué importante habría sido la misión de Jesús como para haber generado una fuerza de oposición tan terrible, que lo llevo a una muerte tan ignominiosa. Pero es que solo así podía llegar a ser tan conmovedor y trascendental su acto de amor en la cruz, y tan contundente como fue su resurrección posterior.

 

 

Y es que Jesús sí que resucitó, y de ello hay una prueba científica como es el Santo Sudario, la Sábana Santa de Turín.
En los tiempos de Jesús a una persona la flagelaban o la crucificaban, pero a nadie le hacían víctima de ambas torturas. Cuarenta latigazos era suficiente como para matar a un hombre. Jesús recibió ciento veinte y sin embargo no murió, porque en él había una fuerza superior que lo sostenía, pero no por ello no sufría.
Clavado en la cruz un hombre podía demorarse hasta tres días para morir, siempre y cuando no hubiese sido flagelado previamente. Lo raro no es que Jesús haya muerto en la cruz antes de los tres días, lo raro es que llegara vivo a la cruz.
Jesús muere a las tres de la tarde del mismo día que fue crucificado, y lo descienden de la cruz a pedido de José de Arimatea, uno de los tres miembros del Sanedrín que seguían a Jesús en secreto, y que era amigo de Pilatos. Que si bien no consiguió que lo indultara alcanzo a conseguir que le entregaran el cuerpo para que no lo terminaran de ofender lanzándolo a la fosa común.
El cuerpo de Jesús fue llevado a una tumba sin estrenar, cripta de Arimatea en el Huerto de Getsemaní a muy poca distancia del Gólgota. Allí se apuraron a dejarlo porque ya no había tiempo de embalsamarlo. La idea era volver el día domingo, primer día de la semana judía y hacerlo según las tradiciones.
Los miembros del Sanedrín temiendo que los discípulos se robaran el cuerpo y después lanzaran el rumor de su resurrección, presionaron a Pilatos para que colocara cuidando el lugar a una patrulla romana permanente, y así se hizo. Fue así que llegó el día Sábado y todo transcurría sin novedad, pero en la madrugada del Sábado para Domingo, algo extraordinario ocurrió en el interior de la tumba .
El cuerpo que estaba cubierto por un sudario que cubría su rostro y por una sábana larga y delgada adquirida y entregada por José de Arimatea para cubrir al maestro envolviéndolo, empezó a tornarse luminoso y vibrar. Alcanzo una vibración tan alta que el cuerpo levitó, llegando a la velocidad del sonido, produciéndose un terrible estampido que hizo caer la tapa circular de piedra que se encontraba en un canalón tallado en la roca tapando la entrada de la tumba. Casi inmediatamente se alcanzó la velocidad de la luz, de casi trescientos mil kilómetros por segundo haciendo que de cada célula del cuerpo se emitiera un fotón, que es la energía que emiten las estrellas, imprimiendo la imagen del maestro en la sábana y desmaterializando el cuerpo proyectándolo la hiperespacio.
Los soldados romanos huyeron aterrorizados de semejante suceso, y horas después fueron interceptados por guardias del sanedrín cuando bebían sin parar para olvidar el terrible susto.
Informados de lo sucedido Caifás y Anás , improvisaron un plan para ocultar cuanto había pasado . Los soldados romanos aceptaron una cantidad de dinero por guardar silencio, mas no así para decir que se habían dormido durante la guardia lo cual les hubiese significado una corte marcial. Y aprovechando entonces que habían cientos de miles de peregrinos judíos en Jerusalén y en sus alrededores por los días de la Pascua, buscaron alguien que se pareciera al Rabí de Galilea, cosa que no era fácil porque Jesús era bastante alto .
A este persona se le contrato para que actuara como un sosías o impostor, dándosele una importante suma de dinero, y aleccionándolo sobre la persona de Jesús y su trayectoria, embarcándolo después en una caravana que se alejara lo más posible de Israel siempre acompañado de escribas y fariseos. Y esta persona terminó sus días en Srinagar Cachemira, donde había un importante centro de cruce de caravanas y una comunidad judía. Allí él se caso, formó familia y tuvo descendientes. Cometió pues éste error, casarse, ya que Jesús como nazir era célibe.
En los tiempos de Jesús los hombres usaban pelo corto y turbante, además de túnica de colores. Jesús usaba el pelo largo, no usaba turbante y tenía túnica blanca., porque era un “nazir”, esto es, alguien que había hecho votos de nazireato, de castidad y celibato, por lo que no iba a tener relaciones sexuales con ninguna mujer. Decir lo contrario es producto de la ignorancia de las costumbres de aquel entonces o de la mala intención de confundir.
Volviendo a la mañana de aquel domingo glorioso, Maria Magdalena y las otras mujeres que seguían a Jesús, demostrando un valor superior al de los hombres, y a riesgo de su propio honor fueron desafiando a los judíos y romanos para embalsamar el cuerpo del Maestro. Es así que se encontraron con la tapa de piedra caída, sin guardias y dos ángeles o seres de luz dentro de la tumba, quienes les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos a aquel que esta vivo?”.
Saliendo despavoridas del lugar , Maria Magdalena se encuentra con un hombre vestido de blanco que confunde con el hortelano que cuidaba el campo, y le cuenta que el cuerpo ha desaparecido. Ella no lo reconoce, María lo había conocido envejecido prematuramente por el peso de su misión, y luego su última imagen había sido la del desfigurado hombre de la cruz. Pero él se manifestó con palabras que inmediatamente le hicieron entender a ella que era él, a pesar de su imagen juvenil y renovada.
Alertados los apóstoles de lo sucedido, Juan y Pedro corrieron hasta el huerto y encontraron en el interior de la tumba el sudario y la Sábana con las marcas del cuerpo, recogiéndolos y llevándoselos con ellos.
Si ya desde aquel entonces se supo de la impresión milagrosa, ¿por qué se ocultó? . La respuesta está en que si los judíos se hubiesen enterado que los apóstoles guardaban la mortaja de Jesús, la habrían quemado y a los apóstoles los hubiesen apedreado, ya que según la ley todo objeto que haya estado en contacto con un muerto es impuro y quien lo toque queda impuro a su vez; además, en el Deuteronomio y en el Levítico se dice que no se deben hacer ni tener imágenes, ni menos venerarlas, porque eso esta prohibido, y la Sábana era una imagen impresa milagrosa sujeta a veneración por lo que esto también habría provocado un linchamiento de haberse llegado a dar a conocer. Por ello fue guardado en secreto.
Juan se lo habría dado a José de Arimatea, quien terminó pasándosela a Adai o Tadeo, uno de los 72 que pertenecían al segundo grupo de los discípulos de Cristo. Adai, tal como figura en los textos Apócrifos cristianos, lo habría llevado fuera de Jerusalén hacia Edesa, la actual Urfa, capital del reino Parto de Osroenea. Allí el rey Abgaro Ukama apodado el Negro, estaba gravemente enfermo de lepra y en más de una ocasión había solicitado la presencia de Jesús. La llegada de la sábana habría producido la milagrosa sanación del monarca, quien se hizo cristiano y abrió las puertas de su reino a los seguidores de la nueva fe.
A la muerte del rey Abgaro, allá por el año 50 de la era cristiana su hijo Manu V se desentendió de los cristianos, volvió sobre su religión anterior y empezó a perseguirlos, por lo cual los cristianos tuvieron que huir. La noche anterior en que los últimos cristianos abandonaron la ciudad, abrieron un hueco en las murallas exteriores, y en una ánfora de cerámica escondieron la sábana doblada, de tal manera que sólo se veía sutilmente el rostro. Así se perdió el recuerdo de la Sábana hasta el año 522 de la Era Cristiana, cuando Edesa ya era parte del reino cristiano de Oriente. Ese año hubo una terrible inundación por lo que el Río Daysan destruyó las murallas de la ciudad y gran parte de la población, muriendo miles de personas.
Cuando en el año 525 se empezó a reconstruir la ciudad por orden del emperador Justiniano , en los trabajos de reparación de la muralla se encontró el depósito que guardaba la Sábana, y como estaba dobladita, era bien delgada y sólo se veía el rostro, se pensó que se había encontrado el Mandylion o la Verónica, surgiendo la leyenda de un pañuelo con el cual una mujer secó el rostro de Cristo camino al Gólgota. Tiempo más tarde en el 544, el emperador persa Corroes sitió la ciudad de Edesa, y el obispo Eulavio sacó en procesión la sábana sobre las murallas extendiéndola como si fuese un estandarte, contemplándola por primera vez desplegada y completo el cuerpo del crucificado. Inexplicablemente la maquinaria de guerra de los persas se incendió y salieron huyendo salvándose la ciudad.
El avance del Islam en el siglo VII y la caída de las plazas fuertes cristianas alcanzó Edesa, de tal manera que los musulmanes arrasaron los templos y las reliquias, pero cuando llegaron a la Sàbana no se atrevieron a destruirla por ser la mortaja de Jesús, también profeta del Coràn, y la guardaron por considerarla “ aquereopita”, que significa no hecha por mano humana.
En el año 943 de la Era Cristiana, el emperador de Constantinopla Romano Lecapeno, queriendo congraciarse con su pueblo envió al general Juan Curenas para que trajera la Sábana a la capital del Imperio de Oriente. Entonces la ciudad de Edesa fue sitiada y obligada a tener que dar la reliquia, asegurándose bien los bizantinos de que fuera la original y no una copia. De tal manera que ésta llegó a Constantinopla en el año 944 quedando durante breve tiempo en el Palacio Imperial y luego en la Capilla de Santa Marìa La Blanca. Allí fue expuesta extendida de tal manera que podía verse completa. Pero en el año 1204, durante la Cuarta Cruzada – tal como lo atestiguara el historiador cruzado francés Robert de Clary-, la Sábana va ha desaparecer de las ruinas humeantes de Constantinopla. Se la habría llevado el caballero Oton de la Roche a Francia, apareciendo tiempo después en el palacio del padre de éste, Don Poncio de la Roche, quien en el año 1208 la dona al arzobispo de Besancon, Amadeo de Tramelay. En el año de 1349 la catedral de San Esteban de Besancon es alcanzada por un rayo y se consumió completamente desapareciendo todo rastro de la sábana.
Pero ni bien desapareció en Besancon, esta aparece en poder del conde Godofredo de Charny hijo , lo cual demuestra que ya circulaban varias copias por allí, una de las cuales sería siglos más tarde quemada durante la revolución francesa.
Otra de las historias paralelas que han llegado nos cuenta que en la noche anterior a que cayera el Castillo del Temple en Paris, una carreta de heno guiada por un sirviente salió de la fortificación y fue interceptada en las calles por los esbirros del Rey Felipe el Hermoso, deseoso de acabar con los Templarios y hacerse de su fabulosa fortuna. La carreta no transportaba nada de valor, pero el sirviente estaba cubierto con una sábana sucia. Lo dejaron pasar y con él habría desparecido parte del tesoro místico de los templarios. El resto desapareció cuando la flota mercante templaria partió con rumbo desconocido, llegando posiblemente a las Canarias y quizás hasta a las costas del Río de la Plata, donde han aparecido multitud de símbolos tempalrios.
Recordemos que cuando el Gran Maestre Templario Jaques de Molay muere quemado en la hoguera, lo hace acompañado del Maestre de Normandía Godofredo de Charny. Y uno de los argumentos que se utilizaron para tratar de herejes a los monjes guerreros fue acusarlos de que hacían sus ceremoniales delante de un rostro diabólico llamado Bafomet.
Precisamente en Inglaterra se hicieron unas excavaciones arqueológicas en la encomendería templaria de Templecombe y se encontró pintado en el muro de una habitación un rostro, el cual sería el famoso “bafomet”, y curiosamente es el mismo rostro del Santo Sudario. De tal manera que los templarios habrían sido quemados vivos ¡por rendirle homenaje al rostro de Cristo!
Godofredo de Charny muere en la batalla de Poitiers frente a los ingleses defendiendo a quien era en ese entonces el rey de Francia. La esposa de Charny Juana de Vergy al ver su economía bastante afectada, expuso la sábana atrayendo cantidad de peregrinos que dejaban limosnas. Entonces el obispo de Troyes Pedro de Arcis queriendo inaugurar una nueva iglesia y atraer al público hacia él, pidió que le donaran la sábana cosa que no fue aceptada, entonces el obispo fue hasta el mismo Papa exigiendo que se la entregaran, cosa que no ocurrió por el emparentamiento del Papa con la señora Vergy, que desestimó el pedido. No pudiendo hacerse del control de la sábana Don Pedro de Arcis acuso de fraude la sábana incitando a quemarla y a destruirla.
Margarita de Charny , esposa del yerno de Godofredo de Charny II se llevará la sábana a Chambery , capital de Saboya procurando protegerla entregando su custodia a los duques de Saboya . Pero en 1532 los calvinistas franceses trataron de destruirla incendiando la iglesia. Como la sábana estaba doblada y metida en una urna de plata en el muro de la iglesia, la plata se fundió carbonizando los dobleces y dejándola enmarcada en un marco de fuego. También el agua que lanzaban los clérigos contra el muro y que penetro en la urna manchó la reliquia, algo que hoy puede verse con toda claridad.
Fueron las monjas clarisas de Chambery las que surcieron los 22 huecos de la sábana con 22 remiendos de lino medioeval. La sábana después de esto fue trasladada a Turín la nueva capital de los Saboya donde fue colocada enrollada en un cilindro de madera y vuelta a poner en una urna de plata siendo preservada hasta nuestros días.
El reciente incendio de 1997 que destruyó la Iglesia de San Juan Bautista de Turín a espaldas del palacio de los Saboya , donde se encontraba la sábana y su misterioso y milagroso rescate por un bombero, ha sido una de las últimas vicisitudes enfrentadas por la santa reliquia.
Hoy sabemos que si la sábana no hubiese existido, nunca hubiésemos sabido jamás como era el Rabí de Galilea, es más, se conoce que la sábana fue ampliamente conocida en la antigüedad por cuanto toda la iconografía cristiana del siglo VI en adelante se vio fuertemente influenciada por ella con los llamados rasgos sindónicos, característicos de la imagen de la sábana. Tal como lo advertiremos en los mosaicos, iconos y cuadros de los siglos VI, al XII. En las primeras imágenes de los siglos iniciales de la cristiandad nos encontramos en las catacumbas de Roma la imagen de un Jesús sin barba con toga romana y peinado de la época, que fue la época en la que se perdió de vista la sábana.
La sabana también llamada “síndone” en griego, tiene 4.36 metros de largo por 1.10 de ancho; pesa 1.420 kg. (casi un kilo y medio), y posee en la actualidad una coloración zepia. A los lados de la figura humana ubicada en el centro y proyectada por delante y por detrás, se encuentran unos triángulos que son las quemaduras del incendio de Chambery, y sobre el cuerpo y la cabeza apecen unas manchas del agua con la que se apagó el incendio.
En 1898 con ocasión de las celebraciones del Rey Víctor Manuel II rey de Italia , el abogado italiano y aficionado a la fotografía Secondo Pía recibió la autorización de sacarle unas placas fotográficas a la sábana, y al hacerlo asomó de entre la tela la inexplicable imagen del crucificado. El negativo puso al derecho, en positivo, la imagen que de por sí había sido impresa hace dos mil años en negativo (al revés) en la sábana.
En el mes de Abril de 1988 la Iglesia Católica presionada por ciertos sectores protestantes, permitió que unos científicos ingleses dataran la Sábana utilizando el sistema de datación del Carbono Catorce, que es un sistema en la arqueología que se utiliza sobre materia orgánica, siempre y cuando ésta no haya estado expuesta a contaminación radioactiva. Un incendio contamina la materia orgánica, y la sábana había estado expuesta en el pasado a dos incendios.

Los tres laboratorios que intervinieron uno en Londres, el otro en Zurich, y el tercero Houston, llegaron a la conclusión el 13 de Octubre de 1988 ( aniversario de la Danza del Sol en la aparición de la Virgen de Fátima) de que la sábana era un ingenioso fraude medioeval, y que se remontaría al año 1260 al 1390 después de Cristo . Edward Hall y Michael Tite junto con el cardenal de Turín Anastasio Ballestrero, fueron los encargados de declarar a los medios de comunicación que la reliquia más conocida y querida de la cristiandad era un fraude.
Es muy curioso que se haya escogido semejante fecha para dar a conocer tamaña noticia, que para algunos ponía en tela de juicio la única evidencia de la resurrección de Cristo, y más extraño aún que no se tomara en cuenta de que nunca debió haberse utilizado Carbono Catorce “contra” la Sábana Santa , y digo contra y no con , porque todo huele a una tenebrosa conspiración contra la imagen en general de Jesús.
La primera razón por la que no debió utilizarse Carbono Catorce es por haber estado expuesta a dos incendios que carbonizaron algunas de sus partes; la segunda razón es porque dos años antes de que se hiciera el examen, esto es en Abril de 1986, el reactor número Cuatro de la Central Nuclear de Chernobil estalló y lanzó al espacio quinientos millones de curies, elevando los niveles de radioactividad de toda Europa a niveles inimaginables, por lo que después de esa fecha, ningún laboratorio que se precie de serio utiliza con confianza el carbono Catorce; la tercera razón es porque entre 1973 y 1978, durante cinco años cientos de científicos convocados por la Iglesia Católica analizaron la sábana y la bombardearon con rayos ultravioleta, rayos infrarrojos, rayos gamma , neutrones,etc lo cual también la afectó; y la cuarta y definitiva razón del por qué no debió ser usado el Carbono Catorce la encontramos en que el Instituto Brooks, la Loockhead y la Nasa llegaron a la conclusión de que la impresión de la imagen se produjo por radiación de energía lumínica.¡ La sábana en sí misma esta impresa radioactivamente!. Aquí encontramos la inexplicable huella científica de su resurrección…

 

 

Y en la década de los setenta el Ingeniero belga Gilbert Raes de Bélgica, experto en textiles descubrió que la tela de la sábana tenía 47,000 cm2 , era de Lino de Palmira ,Siria; con 37 hilos de urdimbre por 27 de trama por cm cuadrado, en un tipo de tejido en forma de cola de pescado muy típico de los siglos primero antes y después de Cristo. Además, se halló fibrillas algodón atravesado con el lino, y como sabemos el algodón es propio de oriente medio, y no se uso en Europa sino hasta fines del siglo XIV.
El Doctor Max Frei experto mundial en huellas dactilares de Interpol empleó con la sábana un revolucionario método en aquel entonces como fue la Palinología, que es el estudio de los microscópicos granitos de polen de las plantas, que se encuentran flotando en el ambiente propio de cada lugar, y que van variando de acuerdo a las condiciones climáticas de cada época. Si la sábana venía de Israel y de los tiempos de Jesús, necesariamente tendría que tener polen acumulado de aquel entonces.
Tomó el Doctor Frei una cinta adhesiva, la colocó sobre la sábana, retiro el polvillo fino que existe sobre ella, lo ubicó bajo el microscopio y lo que descubrió fue que habían allí 50 tipos diferentes de plantas, de los cuales 16 eran de plantas propias de Israel y en especial del desierto de Judea, que el viento habría lanzado contra Jerusalén. Y al comparar eso gránulos de polen con otros encontrado en estratos fósiles del mar de Tiberíades de hace dos mil años, ¡eran idénticos! Por lo que según el Dr. Frei la sábana había estado hace dos mil años en Israel.

 

 

La numismática también fue una importante herramienta de apoyo en la investigación de la sábana, el Padre Francisco Filas profesor de la Universidad de Loyola en Chicago y los Doctores Jumper y Jackson, descubrieron que en los ojos del rostro asomaban las sombras tridimensionales de lo que parecían ser dos monedas.Y es que en los tiempos de Jesús se acostumbraba colocar monedas o restos de cerámica tapándole los párpados a los muertos. Los expertos numismáticos llegaron a identificar un “lepton” en el ojo derecho, moneda de baja denominación acuñada en bronce por Poncio Pilato, entre los años 29 y 32 de nuestra era en Judea. En ella aparece el Lituus o cayado del adivino con letras en arco que dicen la palabra Kaisaros pero con C, que es César, con un evidente error de acuñación .Hoy se ha encontrado que el mismo año en que Jesús habría sido crucificado se acuñaron monedas en honor a Livia Julia, la madre de Tiberio y salieron con el error en la acuñación.
Otro de los destacados científicos que investigó la sabana empleando todos los últimos adelantos de la ciencia fue el Dr. Robert Mottern quien descubrió gracias al microscopio electrónico y al uso de avanzadas computadoras que en las fibrillas del lienzo no hay pigmento alguno, ni pintura, pero que la fluorescencia observada a la luz ultravioleta y captada igualmente por la fotografía y el microscopio mostraba la presencia de cristales de hemoglobina sobre los hilos manchados de sangre, y que la imagen en la sábana según el analizador VP-8 demuestra que ¡es tridimensional!
Al ir verificando la densidad de las sombras milímetro a milímetro se podía reproducir una imagen en bulto de cuerpo completo. Se cumplía con exactitud matemática la proporción inversa entre el grado de intensidad en la escala luz-sombra y la distancia entre el lienzo apenas extendido y la piel del cuerpo.
Llegamos a la conclusión de que la imagen de la Sábana es una forma humana real de un hombre que estuvo sujeto a terribles torturas como son la flagelación y la crucifixión propias de los tiempos de Jesús. No es obra de un artista, ni hay evidencia alguna de pintura o pinceladas en ella. Las manchas de sangre están compuestas de hemoglobina y dan resultado positivo al someterlas al análisis para suero sanguíneo. Hoy para la ciencia sigue siendo un misterio cómo se formó, y la posibilidad de que corresponda a otra persona sujeta a las mismas torturas a las que estuvo Jesús como fueron la flagelación, la corona de espinas, el haber cargado el madero, la cruxifición y hasta la lanza del costado, es tan remota como una en cientos de miles millones.
¿Y cómo era él? Un hombre joven, fuerte y vital, con una armoniosa anatomía, con 1.81 de altura, aproximadamente de unos 78 kilos, de raza semita, que recuerda al tipo étnico de los beduinos de hoy y de tez tostada, con una barba poblada que remataba graciosamente en dos puntas, bigotes densos y cabellera larga hasta los hombros, y con una cola de caballo o trenza que le llegaba por detrás hasta la cintura, como era la costumbre de los nazarenos. Su rostro era sereno y majestuoso, expresión de belleza y equilibrio varonil.
Pues éste hombre hace dos mil años nos enseñó con su ejemplo que el amor es la fuerza más poderosa del universo, capaz incluso de vencer la muerte. Y él la venció y nos dio a todos la esperanza de lograrlo siempre y cuando estuviésemos dispuestos primero a morir cada día a nosotros mismos por amor.